martes, 25 de noviembre de 2008

Café literario 2008: el cuento de Flavio

Este es uno de los cuentos más votados de esta edición del Café Literario:



Doble historia o los desaparecidos

Tres chicos, Michel, Darko y Mirko, salen a acampar a un bosque. Muy contentos arman sus carpas y preparan la fogata esperando la noche para contar sus historias. Al fin la noche llega y los tres amigos rodean la fogata, el silencio se hacía más tenebroso en el bosque y Michel es el primero que decide contar su historia llamada “El escorpión gigante”, que comienza así:
Dos primos acamparon en este mismo bosque. ya que les encantaba salir de viaje y comer en zonas descampadas porque no le temían a nada.
Más tarde se acostaron en su carpa pero el primo menor salió a tomar aire. De repente se escucharon unos ruidos muy extraños que salían entre los arbustos. Entonces muy asustado se metió en su carpa y despertó a su primo. Éste le dijo que se durmiera, que sólo era un sueño. Más tarde los primos voliveron a escuchar amenazantes pinzas que se acercaban. Con un solo golpe un escorpión gigante cortó la carpa en dos, atrapando al primo menos y dejando malherido al mayor, pero este último logró escapar. Llegó a la ciudad, lo hospitalizaron, pero él jamás volvlió a ver a su primo y desde entonces nunca volvió a acampar.
Michel estaba tan emocionado con la historia que no captó que Darko y Mirko ya no estaban con él.
- ¿Dónde están?-grita muy asustado.
- ¡¡Buuuu!!- saliendod e detrás dela carpa, Darko y Mirko lo asustan y él sale muy asustado y confundido.
Darko y Mirko se quedan esa noche pero desaparecen. Él se imagina que el escorpión gigante se los comió.
Michel nunca los olvida, siempre los recuerda y piensa que si se hubieran quedado con ellos sería mejor, porque estaría en las alturas con sus amigos.

Flavio y Jonathan

jueves, 6 de noviembre de 2008

Camino hacia la facultad (Rocío y Melisa)


Mi nombre el Andrés, vivo en un pueblo lejano y voy a relatarles una experiencia que ocurrió en la ciudad cuando estaba cursando la carrera de medicina.
Comenzaba el ciclo lectivo y debía trasladarme a la misma para cursar mis estudios. Ya allí, después de anotarme en la facultad, salí a buscar un lugar donde vivir.
Al día siguiente comencé la facultad, conocí gente nueva y observe que no siempre tenía los mismos compañeros, ya que había algunos que no cursaban medicina, pero compartíamos las materias comunes de varias carreras. Al salir de la facu, en la parada del colectivo, siempre me encontraba con un chico que cursaba conmigo llamado Juan José Fernández. Después de tantos viajes nos hicimos muy amigos.
Pasaron los días y las fechas de los parciales se acercaban, teníamos el primero el 31 de Mayo. Invité a Juan José a estudiar a mi casa y lo que más me llamó la atención fue que era una persona muy especial, de muy pocas palabras y miradas profundas y que emanaba mucha paz.
Un día antes del examen, él dejó olvidados unos apuntes que eran muy importantes. En ese momento, decidí llevárselos a su casa, pero me di cuenta de que nunca me había dicho su dirección, sólo me había comentado que vivía a cuatro cuadras de mi casa.
Pensando que Juan José los iría a buscar a la facu los llevé conmigo. Al otro día, después de rendir el parcial, vi que Juan José no estaba, por lo tanto decidí tomar el colectivo como de costumbre. Frente a la parada estaban los bomberos y mucha gente murmurando que un chico de la faculta había fallecido. Intrigado le pregunté a un profesor qué había ocurrido, él me miro rápidamente y se fue.
Una semana después, sin saber nada de Juanjo decidí ubicarlo a pesar de no tener la dirección. Pregunté casa por casa por la familia Fernández hasta que finalmente una vecina muy amable me indicó la dirección. Golpeé la puerta y me atendió una señora. Le dije que era un alumno de la facultad de medicina. La señora sorprendida me abrazó y se echó a llorar. No entendía qué estaba pasando, ella lo único que hacía era abrazarme fuertemente.
Una semana después, sin saber nada de Juanjo decidí ubicarlo a pesar de no tener la dirección. Pregunté casa por casa por la familia Fernández hasta que finalmente una vecina muy amable me indicó la dirección. Golpeé la puerta y me atendió una señora. Le dije que era un alumno de la facultad de medicina. La señora sorprendida me abrazó y se echó a llorar. No entendía qué estaba pasando, ella lo único que hacía era abrazarme fuertemente.Seguía sin entender nada, ni siquiera le había dicho a qué iba. En ese momento me miró y me dijo que la perdonara ya que era un día muy especial porque se cumplía un año de la muerte de su hijo. No me sorprendió que Juan José no me hubiera hablado de su hermano porque él era muy tímido y callado, no se relacionaba con nadie, parecía que no existía.Le dije que lo sentía mucho pero que necesitaba dejarle unos apuntes a su otro hijo; asombrada me dijo que el único hijo que tenia se llamaba Juan José y había muerto el 31 de mayo del año anterior yendo a la facultad para encontrarse con un amigo.Conmocionado comencé a caminar sin saber hacia dónde me dirigía. Cuando por fin levanté la mirada me encontré en el cementerio frente a la lápida de Juan, y ahí comprobé que estaba muerto.

FIN
Escrito por: Rocío R y Melisa


martes, 4 de noviembre de 2008

Café literario





Mientras esperamos la realización del Café Literario 2008 en nuestras queridas escuelas, recordamos la edición 2007. La temática fue cuentos fantásticos y los chicos se animaron a contar historias de terror.


Leímos, escuchamos y compartimos nuestras historias con valentía y respeto.







¡¡En pocos días, los mejores cuentos del Café Literario 2008!!